martes, 5 de febrero de 2013

Tabú



“Yo no busco, encuentro”
Pablo Picasso

Ok., vamos a cuidar las formas
en la desiderata cantinela,
ganadores y perdedores por aquí,
ilusionistas y prestidigitadores por allá,
los que andan en la búsqueda metalingüística por un lado
y los que “experimentan” por este otro,
hoy la virgen remontando barriletes
y los pibes pasan haciendo ala delta,
y la verdad es que estoy ya hasta las verijas
de los cuentos y de los cuenta-cuentos,
de toda la lista.

Yo primero separo las fichas blancas de las negras
y sólo después, en cada grupo, contemplo las grises
porque no era lo mismo Hitler que mi papá
pero se entiende.
No se enojen conmigo
que después gastan tiempo de terapia
que podrían aprovechar con temas más importantes.

Ah, ay, ¡y el poema!
aquí viene
luego de lo siguientes auspicios.

La noche no termina, se preserva.
Y me voy,
porque esta quietud es movimiento que inaugura
pero ya no hay riesgo
porque ya ni una leve brisa quedó de mí,
soy el que pareció que estaba.

Otros posibles finales:
“Soy un momento entre momentos,
Soy un tabú entre tabúes”.
“Soy el que mañana se tiene que levantar temprano
y ahora desvelado escribe esto”
(“Soy el mismo pelotudo de siempre”,
pero dijimos que íbamos a cuidar las formas, ¿no?).

05/02/13

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La noche sin terminar



Igual no querías que me quede
sino que me fuera a la hora señalada
y sin necesidad de alzar las cejas
pero nunca me aprendí las señas (del truco),
igual, otro día prometo darte el gusto
y poner cara de perro, aullarle a la luna
y hacer todas esas cosas que hacen los que se jactan
de llamarse perdedores.
Igual, estabas tan encantadora.

Silbando bajito bajo la lluvia,
lluvia de verano en una ciudad
que así como está no la queremos,
¿creés que no te entiendo?,
el helado no estaba tan duro y yo tampoco,
quizá mañana,
pero esta noche nunca va a terminarse.
Yo sólo ya me voy,
porque quedándome mi quietud es movimiento
que rasga el aire,
que rompe la noche,
que mata vampiros.
Nuestro error es estar atentos a cada signo,
es ver en cada azulejo descompuesto un presagio,
aún en el ardor de esperar que todo el viento
entre por esas banderolas.

Nada, la próxima vez
me gustaría me pidas que me quede.

02/02/13

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El juego de los adultos



(Adúltero adultero mi propio poema, que también puede llamarse el “Juego de los peligrosos gorriones”, robándole la expresión a mi amiga Lorena Kalemberg).

Me agotó la falta de costumbre
de considerar –para que podamos entendernos– cosas tales
como
el gorrión
el vuelo del gorrión
el vuelo
como
tres fenómenos independientes
y ni te cuento lo difícil
si además la paloma no es paloma
sino palmas abiertas
(sino venas abiertas
sino empanadas abiertas)
y pulgares cruzados.
O que el cristo invertido de Dalí
o un haiku
un poema psicodélico muy ‘60
y todas esas cosas raras que tenés en la cabeza.
Lo que pasa es que no creés,
ni en Dios ni en mí (ni en vos)
ni que fui alimentado por la loba.
Mantengamos la amabilidad en la calesita
mientras haya sortija (agarrame)
que después de todo sabemos
que no fue culpa ni de uno ni de otro,
que no hay culpa,
que la culpa no existe
y que culpa, uno, otro, existe
son todos
fenómenos independientes.

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Licuados corazones

Quiero saber de vos, quiero beber de tu hiel,
que nos fundamos en el sol,
que despertemos en un mismo amanecer.
No me digas cómo estamos, no sos vos
la que manda en este entripado
ni quien tiene la solución.

A todo decís que sí,
no hay nada que te quieras perder,
estás bailando en la calle,
jugando ser la estatua de sal
de todos quienes se voltean a ver.

Yo te abro mis venas, bebe mi sangre,
y si no te gusta no enciendas las velas
en esta realidad tan inflamable.
Tantas renuncias y ninguna,
tanto sol en la piel,
tantas visitas a tu comarca
y no somos más que extraños.

Voy a comprar el diario
porque quiero saber de vos
y después me haré un licuado
de leche y tu corazón.

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Las cosas

Mama dice que soñó
que algo debía decir
pero nunca supo qué;
en la tele dicen que en este verano
la moda será
lucir ropa de cartón.
Hay algo sufriente en el otro cuarto,
una cosa que me recuerda caracoles,
iría a sacrificarla si no fuera
porque dudo mucho no haberla creado yo.

Golpeando a las puertas del cielo, oh, sí,
golpeando a las puertas del cielo.

No tengo miedo al ridículo,
solo es que ya no sirve más
y ni bien refresque un poco
me compraré otra;
una escalera al cielo donde Robert Plant
sea el portero de la desilusión,
mientras tanto podemos cantar
y bailar catala-catala.

Fijando un agujero
podrás comprender
los huecos que persisten y los que ya no,
enciendo una vela al pie de tu altar,
me tiendo en la fresca losa de tu amor.

Oh, sí, golpeando a las puertas del cielo,
uh, uh ié, knockin to heaven’s door.



07-12-2012

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Pequeñas alegrías

Puentes pacientes,
presidentes prudentes,
sin hallar la palabra precisa
que haga estallar el mundo.
Hoy todo es pequeño,
pequeñas alegrías,
un rictus,
una sonrisa en la ventana,
un adiós en las pestañas
y el vapor en las comisuras.
"Lo peor que es cierto", dijiste,
mientras intentaba detener la lluvia
sobre tu cabeza.
No tienen la menor idea
pero igual le dicen al tonto del pueblo
que es muy cool
que derrame el vino sobre su cabeza.
Nada tiene la menor importancia
cuando finaliza el año,
robar sandías,
chapotear en el charco,
ser el testaferro de la pasión
de algún dúo de dos,
porque uno nunca sabe,
tres tampoco,
y yo, menos que menos.

21-12-12

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Escribir tu nombre con sangre



Porque alguien te lo debía
- escribir tu nombre con sangre -
Volverse eremita,
destruir algunas ciudades,
darle cuerda al reloj,
violar princesas,
salir a matar policías,
apagar un cigarrillo contra el Sena,
degollar corderos,
seducir al mancebo;
sí, estoy seguro
que todo eso alguien te lo debía.
Yo, que he dudado de todo,
nada más siempre estuve seguro
de cuánto te amo.

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Depende de cómo lo veas



Todo tiene tanto sentido como quieras,
al parecer no tendría por qué tener ninguno,
es una bendición o una maldición habernos encontrado,
depende de cómo lo veas,
es el hundimiento o la salvación
esta noche negra como la boca del lobo;
si cuento la historia será una nueva
que nada que ver con la verdadera,
porque cómo decir que te enojás por nada
cuando no son más que fantasmas,
cuando es del mismo fastidio que podremos
romper las palabras para no repetirnos
como sombras pálidas que vienen y van.
Todo lo demás era completar el camino y el poema,
todo lo demás es la pretensión
de tener entre manos asuntos que queman;
a la ciudad no le importa dos perros vagabundos
ni estas palabras;
yo te sigo esperando en la borra del café.

16/06/12

 

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