domingo, 23 de junio de 2013

No hay que avivar giles



Las mujeres ya se dieron cuenta
que ningún hombre las merecemos
y están obrando en consecuencia;
a veces yo digo cosas
para después poder pedir perdón,
lo que no deja de ser una pena.

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sábado, 22 de junio de 2013

El ajedrez del señor Spock (otro poema de amor, aunque ahora te parezca que no)



Se me puso la mente en blanco y no tuve qué decirte
cuando vos me sonreíste.
Quinientas veces se me puso la mente en blanco
y no tuve qué decirte quinientas veces
las quinientas veces que vos me sonreíste.
La próxima vez te hablaré y seremos felices.
No diré mucho, te lo prometo,
solo hablaré lo necesario,
tantos lo han discurrido todo antes,
lo que se resumía en el ajedrez del señor Spock,
aquello de que como son las cosas arriba
también son abajo (afuera, adentro),
de que por quinientas veces que te digo
entonces quinientas veces callo,
de que por quinientas veces que te pierdo,
quinientas veces te gano.
Sí, sé que nunca te fuiste,
en alguna parte de la realidad nunca lo hiciste;
sé que mientras llorabas reías,
que cuando más me odiaste más me amabas;
que mil veces te pedí perdón
y mil veces me perdonaste
y otras mil me condenaste,
que cuando acabé no pude
y que en el éxtasis te humillé.
Sé que soy tu todo y también tu nada,
Tu anverso y tu reverso y tu canto,
y tu canto y tu silencio,
tu mayor anhelo y tu peor pesadilla.
Y sé que las cosas cambian, mejoran y empeoran,
que lo único permanente es que te amo.

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