martes, 5 de febrero de 2013

La noche sin terminar



Igual no querías que me quede
sino que me fuera a la hora señalada
y sin necesidad de alzar las cejas
pero nunca me aprendí las señas (del truco),
igual, otro día prometo darte el gusto
y poner cara de perro, aullarle a la luna
y hacer todas esas cosas que hacen los que se jactan
de llamarse perdedores.
Igual, estabas tan encantadora.

Silbando bajito bajo la lluvia,
lluvia de verano en una ciudad
que así como está no la queremos,
¿creés que no te entiendo?,
el helado no estaba tan duro y yo tampoco,
quizá mañana,
pero esta noche nunca va a terminarse.
Yo sólo ya me voy,
porque quedándome mi quietud es movimiento
que rasga el aire,
que rompe la noche,
que mata vampiros.
Nuestro error es estar atentos a cada signo,
es ver en cada azulejo descompuesto un presagio,
aún en el ardor de esperar que todo el viento
entre por esas banderolas.

Nada, la próxima vez
me gustaría me pidas que me quede.

02/02/13

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