lunes, 22 de abril de 2013

Diario de viaje 9

Veo finalmente la luz al final del túnel
y hacia allá voy feliz y entregado
porque sé de la vanidad del andariego
olvidado de los ríos subterráneos que todo lo saben
y que tejen los destinos de mejor manera
que lo que uno suponía;
finalmente sé que el hado bromista es un ser acuático.
Sumergirse no es hundirse aunque se parezca,
la inmersión en esos ríos,
en tus arabescos chinos.
Puedo enternecerme por mis propias tribulaciones
si me tenés paciencia,
puedo cultivar tus deseos tántricos,
acompañarte en el juego de hacer
las más raras combinaciones
de mandalas lúdicos.
Todos los viajes son trascendentes
y vos sos un viaje.
Vos sos lo que buscaba,
te prometo que reemplazo de nada,
porque sos única y sin sucedaneos.
Los fantasmas se han entregado
a tu tibieza mañana a mañana
significándoles resoluciones definitivas,
se fueron sin decir adiós
porque tampoco tuvieron su bienvenida.
El paisaje me contrasta y me confirma
que no equivoqué el camino,
porque de cualquier manera no había otro,
la única opción real hubiera sido abandonarlo,
nada se bifurca en el túnel.
Transformadora,
soy masilla en tus manos
con la gratitud de la tierra;
no me quieras como soy,
modelame.

El nuestro, un romance de café,
de manos tomadas bajo la mesa porque sí,
por jugar a que somos tímidos.

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