viernes, 19 de abril de 2013

Diario de viaje 6

Simplemente es así y no hay nada que hacerle,
no hallamos rastros de perversión en el infinito,
sólo se trató de un desencuentro
como de ductos que corren paralelos
y jamás van a encontrarse en ninguna parte,
aunque transporten lo mismo
bajo tierra, siempre bajo tierra.
Es eso o ver pasar las horas
esperando ya no recuerdo qué,
una señal o algo como eso
que indique una mínima intención.
Silencio, todo es silencio,
recuerdos de sonidos como risas,
de aromas como un viento que no está.
Me abriría las venas para darle a este desierto
un algo de vida,
pero es un cielo impermeable
que no me necesita para nada,
que no me molesta para nada
que sólo me deja pasar;
las tribulaciones son una entelequia absurda,
los pájaros no te aman aunque coman de tu mano,
fueron hechos para volar.

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