sábado, 6 de abril de 2013

Quizás tal vez


Quizás tal vez, mientras tanto el amor
a esa hora del día en que la luz se retira,
suave te besa la sien izquierda
y se despide hasta el próximo amanecer;
todo lo sugerido, los esbozos, los temores,
el miedo de que “pase algo que te borre de pronto”
en ese momento sobrante del descanso
quebrado por los grillos de la incertidumbre.
París era una fiesta, pero a vos no te gustaban
los fuegos de artificio desde la toma de la Bastilla,
de tu Bastilla, de algunas Bastillas,
cuando mancilladas doncellas en el llano
se burlaron de mí y me nombraron
bufón de la corte de los milagros.
Yo te prometo no fumar partagás en tu nombre
ni lucir diente de oro ni usar sombrero panamá;
prometo no tendrás que buscarme en Cuba previo a la revolución,
no tendrás que buscarme ya de ninguna manera.
En cambio te prometo un bosque de nogales,
una estera de mimbre
y empanadas de carne cortada a cuchillo.
Nos quedan las horas de las luces ciertas
y de bandadas de teros que cantan yendo a ninguna parte,
nos quedan las horas de la noche
en que gruño dormido velando tu belleza.

Un domingo cualquiera me destacé del temor a perderte,
lo que no deja de ser abusivo.

6/04/13

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