martes, 5 de febrero de 2013

Derrame de radio



-...Te acompaña todos los días...
Soy la voz
y vos sos vos, estoy en tus neuronas,
estás en un estrecho corredor
que es solo una realidad virtual;
no hay límites pero no hay dónde escapar,
sutil performance de esta seducción.
Soy en off
y en tu loft
encendiste la radio
-un hábito muy como al pasar-
ya la noche se ha cerrado,
estás sonriendo a un espejo empañado,
y veo que no me vas a escuchar
por acariciar pétalos de rosas
humedecidas por el rocío,
y no ves que bajo la espuma
y sobre la esponja
hay tantos chicos y chicas
que bailan y bailan, sueñan
y se entregan
a este juego de seducción.

No soy más que un gato
que fuma y que bebe
y que nunca para de hablar                      
en un estudio cerrado,
solo yo y tu atención
entre mis manos;
mi imaginación y la almohada
entre tus brazos;
musicalizo todos tus encantos,
diciéndote en tono bajo,
mientras alguien prepara
la canción que vendrá,
que todo esto es solo por vos;
y este micrófono entre mis manos
me resulta tan inadecuado,
necesito oír tu voz.

-Hola, hola, ¿ quién habla ?.
-”Suspiros” Mahoney.
-¿ Y cómo estás vestida ?.
-Solo con un impermeable amarillo.

La ciudad
somos todos y es uno
y es el que la ve por detrás,
el que la recorre dormida,
el que la bebe de un trago,
aún cuando tal escándalo
le embriague el destino;
hecho entonces que testificaré,
cuando alguien me diga
que estoy en el aire
y entonces me ponga a ladrar;
y alguien cambiará de frecuencia
por la estática que produzco
cuando empiezo a decir
que por vos desesperaré
y que te llevo bajo mi piel,
y será una canción más triste
la que intente modelarte,
cuando ya empiece a desesperarme,
más cuanto que pronto bajaré de cartel,
y ya en la calle no seré nadie,
y no será ya mi pobre voz
el crisol del jardín en una sola flor,
y ya no sabré más de ti.

(1993)
a Madonna y Dick Tracy.

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