Derrame de radio
-...Te
acompaña todos los días...
Soy la voz
y vos sos
vos, estoy en tus neuronas,
estás en un
estrecho corredor
que es solo
una realidad virtual;
no hay límites
pero no hay dónde escapar,
sutil performance
de esta seducción.
Soy en off
y en tu loft
encendiste
la radio
-un hábito
muy como al pasar-
ya la noche
se ha cerrado,
estás
sonriendo a un espejo empañado,
y veo que no
me vas a escuchar
por
acariciar pétalos de rosas
humedecidas
por el rocío,
y no ves que
bajo la espuma
y sobre la
esponja
hay tantos
chicos y chicas
que bailan y
bailan, sueñan
y se
entregan
a este juego
de seducción.
No soy más
que un gato
que fuma y
que bebe
y que nunca
para de hablar
en un
estudio cerrado,
solo yo y tu
atención
entre mis
manos;
mi
imaginación y la almohada
entre tus
brazos;
musicalizo
todos tus encantos,
diciéndote
en tono bajo,
mientras
alguien prepara
la canción
que vendrá,
que todo
esto es solo por vos;
y este
micrófono entre mis manos
me resulta
tan inadecuado,
necesito oír
tu voz.
-Hola,
hola, ¿ quién habla ?.
-”Suspiros”
Mahoney.
-¿
Y cómo estás vestida ?.
-Solo
con un impermeable amarillo.
La ciudad
somos todos
y es uno
y es el que
la ve por detrás,
el que la
recorre dormida,
el que la
bebe de un trago,
aún cuando
tal escándalo
le embriague
el destino;
hecho
entonces que testificaré,
cuando
alguien me diga
que estoy en
el aire
y entonces
me ponga a ladrar;
y alguien
cambiará de frecuencia
por la estática
que produzco
cuando
empiezo a decir
que por vos
desesperaré
y que te
llevo bajo mi piel,
y será una
canción más triste
la que
intente modelarte,
cuando ya
empiece a desesperarme,
más cuanto
que pronto bajaré de cartel,
y ya en la
calle no seré nadie,
y no será ya
mi pobre voz
el crisol
del jardín en una sola flor,
y ya no
sabré más de ti.
(1993)
a
Madonna y Dick Tracy.
Etiquetas: Frívolos
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