Las sobras poéticas
Nada más tus fantasías
a doscientos años
del destino aquel,
forjándote el futuro incierto
que uno a uno en fila
se propusieron trascender.
No vuelvas sin cumplir la misión
del cuello desgastado por la fricción;
no vuelvas sin consumírtelo todo,
la ración que te corresponda
y la que no también.
Tan lejos te fuiste de tu hogar
a un paisaje árido
de filos de cuchillos;
fuiste a ver que un hombre bravo
se abre las venas por un amor.
Un rock sinfónico en la prisión
y un descapotable en la carretera,
un billete marcado para hallarte
intentando franquear la frontera.
No vuelvas hasta recorrerlo todo,
no vuelvas hasta saber toda la historia
del hombre que te espera
entre las montañas.
Las violetas son más violetas
esta mañana
en el coma farmacológico inducido;
el traje te espera colgando,
el perro detrás de la puerta
y los deudos se persignan
en la sala de espera.
No salgas sin paraguas
¿adónde más podrías ir?,
no salgas con esas goteras en el alma.
La ciudad ya se inundó,
la ciudad ya se envició;
alguien cree no perder el control
si sigue cantando
canciones de ronda
al bebé que desde su cuna
le mira ofendido.
a doscientos años
del destino aquel,
forjándote el futuro incierto
que uno a uno en fila
se propusieron trascender.
No vuelvas sin cumplir la misión
del cuello desgastado por la fricción;
no vuelvas sin consumírtelo todo,
la ración que te corresponda
y la que no también.
Tan lejos te fuiste de tu hogar
a un paisaje árido
de filos de cuchillos;
fuiste a ver que un hombre bravo
se abre las venas por un amor.
Un rock sinfónico en la prisión
y un descapotable en la carretera,
un billete marcado para hallarte
intentando franquear la frontera.
No vuelvas hasta recorrerlo todo,
no vuelvas hasta saber toda la historia
del hombre que te espera
entre las montañas.
Las violetas son más violetas
esta mañana
en el coma farmacológico inducido;
el traje te espera colgando,
el perro detrás de la puerta
y los deudos se persignan
en la sala de espera.
No salgas sin paraguas
¿adónde más podrías ir?,
no salgas con esas goteras en el alma.
La ciudad ya se inundó,
la ciudad ya se envició;
alguien cree no perder el control
si sigue cantando
canciones de ronda
al bebé que desde su cuna
le mira ofendido.
Etiquetas: Surrealistas o simbólicos
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