martes, 5 de febrero de 2013

Ciudadano de segunda



Como extranjero en tu propio país,
como refugiado de la peor peste,
viajás hacinado como ganado en los trenes
aún cuando pagás todos tus impuestos.

Ellos, que fueron la langosta de la quinta de sus padres,
y que diezmaron el futuro de sus hijos;
que quebraron naciones y soberanías,
que aprobaron el terrorismo de Estado.

Te acusan de apátrida y de cipayo
por no tener escarapela;
te acusan de vende-patria y mercenario
porque decís no tener fronteras.

No hay ciudadanos de segunda
si nuestra patria es el planeta;
la palabra "gobierno" no es democrática,
apuesto por una anarquía administrada.

Todo ha de ser de todos según el consenso.
Troquemos nuestros bienes por lo que nos es necesario.
Techo, salud, educación y comida para todo el mundo.
Somos todos patrimonio de la humanidad.

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