Otras paredes
Y la sensación otoñal
como de lamernos uno al otro las heridas,
perpetradas por los fantasmas
de nuestra infancia compartida.
Si aquella pared presenta aristas
a las que puedas asirte,
pues, luego, aquella pared
será suelo.
Ese es mi dilema,
ante una pared de porcelana,
no puedo abrirla,
no puedo subirla,
no puedo treparla.
Solo me resta
recorrerla como un pequeño zorro,
esperanzado en que por fin
el mundo acabe.
Confiarás en mí,
en la aventura
de desglosar la Historia,
justo allí,
donde mueren las sombras.
(1993)
A mi hermana, Alicia
Etiquetas: Y yo qué sé
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