Nací, vivo y moriré

Y no hay nada que hacerle,
no contaré las monedas de tu memoria,
no volveré a cruzar el océano siguiéndote;
me fundiré a tu fuego,
cegaré en tu luz,
no me demonizarás ni me idolatrarás;
yendo de costado como el cangrejo,
siendo el agujero en la foto
que encendiste a la llama de la vela
en la sala de espera que está en la parte de atrás.
No estarán en el garaje
mi caja de recuerdos
ni esos documentos
que dicen que estuve acá;
me perderé en tus calles
como siempre lo he hecho
y me vas a perdonar
todas las veces que fui indiferente
con una sonrisa
donde voy a habitar.
Deletreame en tus arpegios
después de besarme en los ojos
Decime de nuevo en un murmullo mi nombre;
decime de nuevo
cuánto me extrañás.